15 noviembre, 2010

Adios a Freud (2)

Apreté un poco las malas ideas con las dos manos sosteniéndome la cabeza. En el traspiés de llegar y abrir la puerta de Freud olvidé todo el falso discurso que tenía para él, al mentir se quiere hablar lo más rápido posible, eso lo sé porque veo Lie to me. En un lapsus que no vi la secretaria estaba a mi lado ofreciéndome un vaso con agua y un paracetamol. Sé que la miré con toda la bondad que pude pero no le di las gracias.
Me sentí abandonada de ideas en esa sala de espera. Lo único que veía era a Freud saliendo de la consulta diciendo que lo esperara un cachito y devolviendose a buscar su chaqueta y las llaves del auto. Listo, que si me tinca un cafecito, me pregunta cuando ya estamos bajando hasta el subterráneo en el ascensor (bien podría ser descensor). Entonces yo voy no más, pensando que mejor un helado, partimos en su auto. Me habla de su señora, de sus hijos, que hay uno de mi edad que ya está casado, yo le digo que mal igual, casarse es el peor negocios ever pero quizá a su hijo no le interese porque como tiene papás médicos, familia cuica, la persistencia de la lucha de clases. Nos cuesta un rato estacionar. Arremete Freud en un lugar donde un auto viene saliendo y agrega, ves el del auto blanco, también está al acecho, pero le ganamos. Nos bajamos a caminar en busca de un café y yo le digo que con helados. Buscar un lugar nos toma el tiempo suficiente para decirle que he mejorado, que ya no siento que no amo a nadie, que en verdad quiero a caleta de personas aunque no se den ni por aludidas. Cómo le hago ahora, le pregunto y él suelta una risita bien tímida como para que no sea tan drástico el cambio de paciente a ser amiga. La nueva tarea entonces es poner al tanto a esas personas de que las amas, me dice, yo preferiría que me enseñara a conservarlas, me basta con alguien que no me dé miedo que se vaya...
Pero es pura imaginación mia no más. La secretaria trata de adelantarme la hora llamando al paciente que venía antes que yo y que confirma su asistencia. Me quedo ahí esperando un poco más de una hora a que Freud me atienda y me despache sin mas ni más. No sé si ésto sea no tener nada pero se siente bien parecido.

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