17 enero, 2011

Puntarenazo

Nos levantamos tarde en la casa, es el calor el que nos saca de la cama. Hay carne en el refri, sorpresa que dejaron los australianos antes de partir con monos y petacas al sur. Últimamente me siento como la sobrina de un tío rico generoso.
Tenemos asado un día lunes. Padre de parrillero saca todo el aparataje al patio: la radio, una silla de plástico; oigo que sube el volumen cuando suena Garota de Ipanema, si es que no me equivoco la versión de Joao Gilberto. Perfectamente podría imaginarme que estoy en Brasil pero ni se me pasa por la mente. Todavía en pijama me como un durazno. Gabriel en las mismas llega al comedor y prende la tele.
Noticias veraniegas de la tarde, mis polainas. En escena y contrastando con Santiago la ciudá horno: nublado telón de fondo, magallánicos dejando la cagá, golpeando ollas y bloqueando caminos. Observo con el ansia de que vaya in crescendo y que por fin algo, algo que se pase por la raja esta dilatada tranquilidad de enero que no tiene sentido si no es cerca del mar. Hermoso, que gringos embobados con la oferta turística del sur sean despachados devuelta en las mismísimas puertas del paraíso y que no vuelvan, que no vuelvan más!!!
Salgo al patio, veo a padre dando vuelta la carne en la parrilla, le cuento de las protestas en Magallanes y él me recuerda que es aguerrida esa gente extrema del Extremo Sur: Las primeras rebeliones en contra de Pinochet allá fueron, para que tu sepas, es gente es de armas tomar...

1 comentario:

hugo dijo...

Mira no te creas. Una vez ocurrió un temblor grado dos y todavía sigo corriendo.