19 enero, 2013

H.M

"'Sólo con que las cosas se hubieran torcido un poco, este cuerpo ya no estaría aquí', pensé. Le acaricié los hombros, el pelo, los pechos. Estaban húmedos, eran cálidos, suaves. Eran reales. Pude sentir la existencia de Yuyiko a través de la palma de mi mano. Pero nadie podía decir hasta cuándo seguiría viviendo. Todo cuanto tiene forma puede desaparecer en un instante. Yuyiko y la habitación donde estábamos. Las paredes, el techo, la ventana. Antes de que te dieras cuenta, todo podía haberse borrado para siempre".

Al sur de la frontera, al oeste del Sol. Haruki Murakami

No hay comentarios: